El lujo de la soledad

Llamé a un amigo ayer. Mejor y viejo. Sí, bautizó a mi hija. Yo digo: “Seryoga, Kum querido, bebamos la cerveza. El clima ha estado susurrando y no se han visto en mucho tiempo…»Respuestas:» No. Anoté a Rogulov y me fui a Samara, Orenburg, etc…»Entonces le pregunté a mi vecino, dicen, ¿quiere llevarme con él?.